Descripción
Más allá de las casualidades, están las coincidencias que deben llevarnos a superar las incredulidades y admitir las posibilidades con las certezas que nos dejan las evidencias que van emergiendo una vez superados los prejuicios. Sumerios en esta parte del mundo concita posiblemente un cuestionamiento, más aun si el argumento es que estuvieron aquí en tiempos remotos.
La cultura sumeria proviene de la Mesopotamia, de las actuales Siria e Irak, donde desarrollan una importante cultura con majestuosas edificaciones, han sido denominados como los creadores de la escritura, por ejemplo. Sitios considerados ahora como insurgentes, dominados por el fanatismo religioso, en completo divorcio con su esplendoroso pasado.
¿Cómo pudieron haber traspasado las distancias entre aquellas lejanas tierras bañadas por los ríos Éufrates y Tigris y asentarse en los Andes bolivianos contribuyendo, además, con la construcciones de grandes monumentos líticos que hoy son admirados y reverenciados? Esta es la propuesta de la obra de Antonio Portugal Alvizuri.
El tema se desarrolla a través de viajes raudos, de acechanzas y peligros que son superados por seres que buscan el bien y luchan contra la permanente presencia de fuerzas oscuras en pos de la destrucción. Es la exposición de la permanente dicotomía característica del tiempo en que vivimos donde lo edificante (el bien) está amenazado por la destrucción y dominación (lo oscuro).
¿Ciudades intraterrenas? ¿Pasadizos subterráneos que abarcan largas distancias? La existencia de gigantes, ciclopes, enanos, están nuevamente en este interesante relato, junto con la siempre presente admiración, casi fascinación, con lo telúrico y muy especialmente por lo andino.
